
A la hora de emprender un viaje, la elección del alojamiento es inevitable. Los criterios para esta, son tan diferentes e individuales como lo es la elección de los destinos. Los que se consideran verdaderos cicloviajeros suelen acampar en sus tiendas prácticamente sin excepción, y no son pocas las veces que estos desestiman a aquellos como yo, que prefieren una morada mas confortable dentro de cuatro paredes y con instalaciones sanitarias decentes.
Es cierto que el cicloviajero que aprende un viaje de semanas, meses o años debe cuidar su budget y en este caso, la voz “alojamiento” es aquella que mayor influencia negativa tiene en la caja chica (o grande) del viajero. En este contexto las comidas son las que menos pesan en el bolsillo, siendo también que comer debemos tanto estando de viaje como reposando en nuestras casas.
En mi caso puedo decir que me fascina acampar en una tienda, y si es en medio a la naturaleza y no en un camping municipal o privado mucho mejor, pero en la practica y viajando solo, reconozco que he hecho poco uso de la misma, prefiriendo compañía y confort. Probablemente encontrando la compañía de viaje y compartiendo la ruta, hubiese acampado mucho mas seguido de lo que he hecho.
Dentro de los alojamientos tradicionales y por orden de preferencia absoluta elijo: el HoStel, el Bed & Breakfast, el Home-Stay (casa privada) y en ultima instancia y sin tener alternativa, un clásico Hotel.

Pero mas allá de la ventaja económica me fascina la idea del Hostel por ser un lugar de encuentro. No de turistas, pero si de viajeros. Mayormente gente joven (pero no excluyente) prefiere el Hostel a un Hotel y la mayor parte de las veces encuentro viajeros individuales como yo. Se suelen pasar largas noches en el estar o comedor, intercambiando informaciones, historias de viajes e historias personales. En el mayor de los casos te dejas inspirar a descubrir nuevos destinos o emprender nuevas aventuras. El idioma común es el inglés pero tienes la oportunidad de hablar y aprender también otras lenguas.

Así recuerdo cuando encontré a Cam, un joven canadiense, en un alojamiento en Seki, Azerbaijan. A las dos semanas y con recorridos diferentes nos volvemos a cruzar por casualidad, en la cocina del Caspian Hostel de Batumi. Un mes, mas tarde y habiendo recorrido países diversos, nos volvemos a cruzar en el patio del Bohodur Hostel en Samracanda, Uzbekistan. Historias y coincidencias como estas son innumerables, así fue con Jaap de Holanda, con Nick de Suiza, Segolene de Francia para solo nombrar a algunos. Así también he podido “Matear” en Samarcanda con Yerba Rosamonte que traía una mochilera británica en su equipaje.
La informalidad de un Hostel me encanta y no son pocas las veces que me acuartelo en uno por una semana o dos, llegando a sentirme parte de la morada y en algunos casos instruyendo a los nuevos viajeros arribados, en las particularidades de la misma. Con cierta nostalgia, apenas empiezo a sentirme en mi propia casa retomo viaje para descubrir la próxima.
Los B&B me gustan generalmente también por su calidez, siendo estos pero algo mas caros y pocas veces tienen tanto flujo de viajeros.
Un Home-Stay me gusta por tener la oportunidad de vivir en una casa de gente del lugar y descubrir la vida detrás de las cuatro paredes, pudiendo echar un ojo a la intimidad de un país.

Presentaré en esta página una tabla con mi selección de alojamientos esperando de no omitir ninguno. Estos generalmente los he seleccionado usando los portales de internet de booking.com, hostelworld.com y tripadvisor.com.
Mis principales criterios de selección son, por orden de importancia, los siguientes: Votos de otros viajeros (referencias), Servicios (sala de estar, jardín o patio, cocina de uso común, grandeza de las habitaciones) Ubicación, Wi-Fi, Precio. Analizando los votos de otros viajeros, estudio principalmente los negativos, para ir por exclusión.
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